La Psicología de la Navidad

Ha llegado el momento de comprar regalos, de montar el arbolito, de decorar la casa con innumerables santas, renos , hombrecitos de nieves y pastorcitos cantando.

Es cierto que para muchos, esto genera un clima de agitación y expectativas positivas y hasta fantasiosas , sobre todo en los niños, y es a veces el momento que aprovechamos para que toda la familia se reúna y limar viejas asperezas.

No todo es colorido en la Navidad. Sabemos que muchas personas se deprimen durante esta época y aunque no esté dentro de ningún manual diagnóstico, este estado de melancolía se conoce como “la depresión blanca”’o “el ‘blues’ de la Navidad”.

A esta condición se le añade el hecho de que muchas personas han perdido seres queridos en estas fechas o es tal vez la primera Navidad que vivirán sin ellos.

Así como la vida no es perfecta, la Navidad tampoco lo es. Si es cierto que es tiempo de renacer y de sacar cuentas y proponerse metas… pero, ¿y si el saldo no es el que te gustaría tener?

La Navidad para muchos puede ser una imposición de una sociedad consumista o de tener que verse con familiares indeseables. También puede ser la ocasión de ver a ese amigo del alma que sólo viene a tu país para esa fecha.

La Navidad puede ser muchas cosas, pero realmente la Navidad eres tú, y mientras más simple y sencilla la hagas pues más la disfrutarás. No se trata de tener cosas, se trata de ganar momentos, de abrazar, de besar, de amar, de recordar a los que no están… y si toca llorar, se llora y si toca reír, se ríe.

Nadie puede venderte el espíritu de la Navidad. Ese lo llevas por dentro.

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