De »Supermadre» a Madre

Super madre 1

Woman in a multitasking mode. Isolated, white background. Concept of modern woman who plays multiple roles at the same time: manager, housewife, mother, fashion female.

Uno de los retos de ser madre hoy en día, es despojarnos de la idea de ser “supermujeres”. Las redes sociales, los medios de comunicación y la presión social, inciden en que esta idea se arraigue en nuestro pensar, sentir y actuar. Entendemos que, como esposas, madres, empleadas, hijas, amigas, debemos dar el 100%. Y si no lo estamos dando, significa que estamos fallando. Olvidando entonces nuestra humanidad y la imposibilidad de ser perfectas en todos nuestros roles.

El no ser esa “supermadre”, supone en ocasiones llenarnos de culpa y sentimientos de fracaso. Esto más que favorecer en nuestra relación con los hijos, provoca que actuemos de forma impulsiva, sin establecer los límites saludables y que nos sintamos exhaustas en nuestro diario vivir.

Lo interesante es que un hijo no necesita una “supermamá”, sino una madre real, capaz de reconocer sus fortalezas, sus límites, sus emociones y sus pensamientos. Cuando nos esforzamos en ser una madre irreal, transmitimos a nuestros hijos la idea de que en la familia lo que se valora es la perfección y no quienes somos.

Es saludable para un hijo vincularse con una madre que, así como es capaz de suplir sus necesidades fisiológicas, sociales y emocionales, también se da el permiso de ser vulnerable cuando el momento lo amerite. ¿Cuántas veces nos permitimos llorar frente a nuestros hijos cuando estamos tristes o de pedirles perdón cuando los herimos? No se trata de dar una imagen de debilidad o sumisión, es reconocer que en el proceso de crianza nosotras estamos también aprendiendo y que en ocasiones las cosas no salen como esperamos.

Despojarnos de la capa de “supermamá” implica reconocer que nuestro día solamente tiene 24 horas y no todas estas serán dedicadas a nuestros hijos. Es también darnos espacio para ser mujer, esto implica momentos a solas con nosotras mismas, crear experiencias que sean reconfortantes como personas y que nos llenen de energía para cumplir con nuestros distintos roles.

Dejar a un lado ese título irreal, nos ayuda a librarnos de presiones, de vivir pensando en lo que deberíamos de ser en lugar de lo que somos. Ese quienes somos no se construye en comparación con lo externo. Surge del contacto con nuestro interior, de reconocer nuestros distintos roles y de aceptar quienes somos.

Nuestros hijos crecen y aprenden de madres reales, auténticas e imperfectas. La maternidad se basa en crear un vínculo único con cada uno de nuestros hijos. Un vínculo que, como todo en la vida, a veces tiene tropiezos, pero sin lugar a duda, se crece de cada experiencia.

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