Qué Hacer Cuando su Hijo no Quiere…

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Durante su proceso de desarrollo, su hijo va mostrando cada vez más su deseo de independencia y de autonomía. Cuando su hijo entra en la etapa preescolar que oscila entre los dos y cinco años empieza a ser desafiante, a recurrir a rabietas para comunicarse y a probar los límites impuestos. Todas estas conductas son normales. En esta etapa, también conocida como los terribles dos años, los niños a menudo se niegan hacer lo que se les pide: comer, bañarse, vestirse, irse a dormir. Los padres se sienten frustrados, a veces incompetentes y tienden a entrar en una lucha de poder con sus hijos.

Para evitar estas situaciones tensas es importante establecer rutinas muy claras para crear estructura en las vidas de nuestros hijos. Cuando ellos saben qué les toca hacer, cuándo y con quien, esto les brinda seguridad y confianza. De esta forma, los niños pueden anticipar lo que se espera de ellos y tienen claro cuales son las reglas a seguir y los horarios a respetar. Es importante ser consistente, coherente y firme con sus hijos siempre expresando su amor incondicional por ellos. Los niños necesitan límites claros y apropiados para su edad. Esto los ayuda a aprender el autocontrol, a ser considerados con otros y crear relaciones sanas.

Cuando usted decida hacer alguna actividad que salga de la rutina habitual es bueno explicarle a su hijo lo que estarán haciendo, cómo lo estarán haciendo y cuando posible, el porqué. De igual modo, si usted necesita que su hijo cambie de actividad o de entorno es importante avisarle y explicarle exactamente qué se espera de ellos.

Cuando su hijo presenta una conducta adecuada y en línea con lo que usted espera de él, hágaselo saber, elógialo: “qué bien te quedas sentada para comer”. Trate de prestar atención a lo que su hijo hace bien y no enfocarse en sus conductas inapropiadas.

Una buena técnica para que su hijo sienta que tiene algún control sobre su entorno y sobre sus actividades es ofrecerle opciones. Esto le da una percepción de independencia y le da fuerzas. Por ejemplo, si usted quiere que su hijo apague la televisión usted le puede dar la opción de apagarla dentro de 5 minutos o dentro de 10 minutos (siempre y cuando las opciones ofrecidas le convenga a usted también). Igualmente, en vez de imponerle a su hijo su vestimenta completa, puede hacer que escoja una camisa entre dos que usted le saque. No debe de ofrecerle más de dos opciones.

Por otro lado, cuando su hijo se oponga a hacer algo que usted le pide, muéstrele que usted entiende su posición, que usted sabe que él prefiere seguir jugando con sus amigos aunque sea hora de la cena o que él quiera seguir leyendo aunque sea la hora de irse a dormir. De esta forma, el niño siente que usted está de su lado y que no hace parte del problema.

Por último, usted debe de respetar la edad y la etapa de desarrollo en el cual se encuentra su hijo para no sobre exigirle. No es realista por ejemplo pedirle a su hijo que recién cumplió los dos años que se quede sentado en la mesa del comedor por 45 minutos mientras usted termina la comida y la sobremesa. De igual modo, usted no puede esperar que su hijo de cuatro años deje lo que está haciendo al instante para salir de la casa sin preaviso.

La etapa preescolar presenta un reto para los padres requiriéndoles mucha paciencia. Los niños van aprendiendo cuales son sus límites, con qué reglas pueden jugar, cuales no son negociables. También aprenden a comunicarse más efectivamente al obtener un vocabulario más amplio.

Resumiendo:

  • Establezcan rutinas claras
  • Expliquen los cambios o novedades en la rutina habitual
  • Pongan límites bien definidos
  • Sean consistentes, coherentes y firmes
  • Enfóquense en las conductas positivas de su hijo
  • Ofrézcanle opciones para desarrollar su independencia
  • Enséñele que usted está de su lado y entiende su posición
  • Respeten la edad y la etapa de desarrollo de su hijo para hacerle exigencias adecuadas
  • Tengan paciencia

 

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